martes, 18 de noviembre de 2008

Estudio histórico de «Los Pilares»

A continuación aporto un estudio que realicé en el año 2005 para un trabajo en una asignatura del arqueólogo Tomás Mañanes de la Universidad de Valladolid. El trabajo está inédito. Lo siguiente es un extracto de dicho estudio que corresponde con los restos arqueológicos destruidos en el día de ayer (ver noticia e imágenes):

- “Los pilares”, ¿evidencias de un puente romano?

Dice en 1948 el erudito local Teófilo García Fernández: «se habla de otro vestigio romano en nuestro pueblo: los llamados “pilares” sobre el Esla, frente al Vergel; mas no me atrevo a asegurarlo, pues los materiales de construcción parecen suscitar alguna duda acerca de su autenticidad»[1]. Es la primera noticia escrita que hemos localizado sobre la interpretación histórica de estos restos. Añade más adelante el mismo autor que «Generalmente son conocidos como restos de un puente romano los llamados Pilares, frente al Vergel, los cuales, por su alineación, parecen indicar la dirección que traía la calzada romana, e indican también el curso del río, que en aquel entonces no era el mismo que hoy»[2]. Además nos aporta una excelente fotografía de los restos de este puente, la más antigua que conocemos.
Pascual Madoz nos cita a mediados del siglo XIX la existencia de una barca de vara y maroma, medio de cruce del río Esla en la localidad, «el principal y casi único paseo de esta población es el llamado Vergel, sobre las orillas del río Esla y punto de la barca que facilita su paso»[3]. De este testimonio deducimos que la barca seguramente aprovechaba el vado natural donde se encuentran los restos de las pilas o machones que estamos estudiando, y a buen seguro que los aprovechaba como elemento de anclaje y seguridad.
Existe un plano militar de Valencia de Don Juan que debe fecharse hacia 1855, algo posterior pues a la descripción del Diccionario de Madoz. En el dibujo, sobre el lecho del río, podemos leer puente en construcción, haciendo referencia al puente de madera del que más adelante hablaremos. Pero aguas abajo leemos barca, y vemos físicamente que se encontraba en el lugar mencionado por Madoz, justo en la zona donde se encuentran los restos de pilas objeto de nuestra atención.

Wattenberg también los menciona en su Región Vaccea: «...los hallazgos más abundantes se sitúan al Sur de la población en un teso que domina el antiguo puente romano destruido...»[4]. En referencia a las vías de comunicación de época romana dice: «También importante debió ser el camino que desde Cebrones pasaba por Zotes del Páramo a Valencia de Don Juan, punto de confluencia también de importantes caminos que enlazaban Astorga y Sahagún y León y Valderas, así como con Benavente a lo largo del Esla»[5].

De manera más reciente, Alonso Ponga analiza las estructuras y propone una datación medieval para las mismas: «al sur del casco urbano, debajo del cerro denominado “La Muela”, lugar de aparición de la lápida, unos 300 m. al sur del puente actual, y siguiendo una dirección casi perpendicular a éste, se ven restos de un puente, que hasta ahora se venía calificando de romano. Los restos que se conservan son muy informes, lo cual dificulta el estudio de las medidas del mismo. Tendría una anchura de paso no superior a los 12 m. (¿errata?) y la separación entre los pilares vendría a ser alrededor de los 25 m. Está construido en tapial, formado por cantos rodados y peñas pequeñas e informes mezclados con cal para formar la argamasa. Esta técnica constructiva que Wattemberg (sic) ha calificado de romana es similar a las murallas de Mansilla de las Mulas, que están perfectamente documentadas a finales del siglo XII (cita a Mañanes y Valbuena, 1977). Tanto el tipo constructivo de los pilares de este puente como la importancia de Valencia de Don Juan en toda la Edad Media nos inducen a pensar en la posibilidad que proceda del siglo XII»[6].

Mañanes y Solana al localizar la primera mansión llamada Comeniaca de uno de los itinerarios del Anónimo de Rávenna dicen que «al pie de este teso (“La Muela”) existen unas ruinas de un puente, de las que sólo se pueden ver unas informes masas de construcción de cal y canto»[7] y para identificar el recorrido de la vía aseguran: «El problema se plantea entre Antia-Comeniaca-Brigecon, que tampoco ha sido objeto de investigación y para cuyo conocimiento hemos de acudir a la documentación medieval. Quizá corresponda con algunos de los caminos antiguos que existen entre Santas Martas y Valencia de Don Juan. De Coyanza a Brigeco (confluencia Esla-Cea) el camino sería el que hoy día sigue la carretera hasta la Dehesa de Morales (Brigeco) que va por la orilla izquierda del río Esla aprovechando que es un lugar elevado»[8].

Rabanal también parece dar origen romano al puente coyantino: «En Valencia de Don Juan hay restos de un antiguo puente, posiblemente de época romana»[9].

Otro erudito local, Miguel Ángel Millán Abad hace en su Historia de Coyanza una recopilación sobre lo escrito del puente en cuestión y una descripción del mismo, texto que por su larga extensión no citamos textualmente. Lo más destacable: lo califica de romano y aporta una serie de mediciones: «con mucha dificultad, hemos podido comparar y verificar in situ las medidas de los restos de los pilares del puente coyantino, aún así, éstas podrían corresponder a pilas que oscilarían entre 5 a 4 m. de largo por 2 a 3 m. de ancho... En cuanto a la separación de los mismos pilares, ésta sería la siguiente: P1-P2=43m., P2-P3=20m., P3-P4=20m. Estas medidas, tomadas entre pila y pila, aunque en apariencia podrán resultar exageradas, no presuponen la existencia de arcos de luz equivalente, por el contrario existen indicios razonados de que hubo otras pilas o pilares intermedios, que darían apoyo a arcos de aproximadamente 10 m. de luz»[10]. Aporta un croquis que reproducimos.

Nada podemos añadir a lo recogido por los autores citados, salvo incidir que entre los grandes machones (sólo hemos observado los tres distantes aprox. 20 m. entre si, el otro quizás esté enterrado entre la acumulación de gravas) se observa en el lecho del río la presencia de restos menores de otras pilas o machones que reducirían la luz entre los grandes. Por otro lado, la erosión de las aguas y la vegetación tampoco permite en la actualidad hacer mejores estudios. De la fábrica con que están realizados, advertir la presencia de cantos rodados y mampostería, todo ello unido con argamasa de cal y arena.

- “Los pilares”, ¿la “puente nueva” del siglo XV?

Un documento del Archivo Parroquial de Valencia de Don Juan fechado el 17 de mayo de 1447 habla de la puente nueva[11]. No podemos aportar nada más al respecto, pues no existe por el momento ninguna otra referencia, pero podría tratarse de los restos que nos ocupan, ya que hemos indicado las similitudes entre la fábrica de los pilares y el castillo de Valencia de Don Juan, cuya construcción no había terminado en aquella fecha.

También debemos barajar que si se habla de una “puente nueva” debía haber una “vieja”, que podría corresponderse con los pilares que José Luis Alonso Ponga atribuye al siglo XII y otros autores, como hemos visto, a la época romana.

[1] GARCÍA FERNÁNDEZ, 1948:14
[2] GARCÍA FERNÁNDEZ, 1948:28
[3] MADOZ, 1850:290
[4] WATTENBERG, 1959:119
[5] WATTENBERG, 1959:171
[6] ALONSO PONGA, 1981:84
[7] MAÑANES-SOLANA, 1985:106
[8] MAÑANES-SOLANA, 1985:111
[9] RABANAL ALONSO, 1988:71
[10] MILLÁN ABAD, 1998-I:88
[11] Archivo Parroquial de Valencia de Don Juan, 159

- Protocolo notarial de 1797 que manda destruir «Los Pilares»

A continuación aportamos otro documento inédito, esta vez del 4 de abril de 1797, que hace tan sólo unos meses localizamos entre los protocolos notariales de Valencia de Don Juan que se guardan en el Archivo Histórico Provincial de León:

ESTRUCTURA EXTERNA
ENCABEZADO
"Obligación a favor de don Basilio Fernández"
IDENTIFICACIÓN
AHPL
Caja 6326
Signatura 2719
Folios 76r-77v
ESCRIBANO
Francisco Isidoro Cobo
FECHA
4 de abril de 1797
LUGAR
Valencia de Don Juan

ESTRUCTURA INTERNA
OTORGANTES
"Francisco Rodríguez, Josef González Monge, Juan Antonio Alonso, Alonso Fernández y Manuel García, menor, alias Ines, vecinos de esta villa, juntos y juntamente de mancomún y cada uno de por sí in solidum"
BENEFICIARIO
Basilio Fernández
OBJETO/MOTIVO
Basilio Fernández, arrendatario de la barca[12] para el paso del río Esla, contrata la destrucción de los pilares de un antiguo puente[13].
CARACTERÍSTICAS
"que hemos de desacer de nuestra cuenta y riesgo los pilares que se hallan en el río de esta villa por vado de la barca y hasta dexarlos al ras de las aguas que corran en el mes de agosto"
VALOR/PRECIO
"por cuyo trabaxo nos ha de pagar y satisfacer don Basilio Fernández, actual arrendatario del paso de dichas barcas, ochocientos reales de vellón y el valor de siete canastos de vino"
CONDICIONES
Forma de pago: "cuyo dinero ha de satisfacernos en tres tercios iguales, el primero entregado día nuebe del corriente, el segundo al medio de la obra y el último al concluirla, que será precisamente en todo el próximo agosto"
Herramientas: "para cuyo desvarate nos ha de entregar también dos mazas de yerro, pesadas y compuestas, las que hemos de devolver en los mismos términos, y si se desvaratase o perdiese alguna la pagaremos de nuestra cuenta según su valor"
"Caso de no cumplir con todo lo que va estipulado, para ello nos podrá apremiar dicho don Basilio por todo rigor de justicia, egecución y costas..."
TESTIGOS
Juan de Villafañe, Santiago Berjón y Juan Martínez
FIRMAS
Basilio Fernández, Francisco Rodríguez García, Joseph González, Juan Martínez, Juan Antonio y Francisco Isidoro Cobo

[12] La mención más antigua que conocemos sobre la navegación en barcas por el río Esla a su paso por Valencia de Don Juan corresponde a la concordia de 1590 entre el monasterio de Santo Domingo y la villa. El Catastro de Ensenada menciona que se estaba construyendo un puente de barcas inmediato a la barca de pasajeros. La barca fue el único medio para salvar el río Esla en Valencia de Don Juan durante toda la Edad Moderna, ya que no consta la utilidad de un puente construido seguramente en la Edad Media. Hasta 1855 no se construiría un nuevo puente de piedra y madera, previo al actual de comienzos del siglo XX.

[13] Aún todavía hoy se conoce con el nombre de "los pilares" a los vestigios de las pilas de un puente aguas abajo del actual puente sobre el río Esla en Valencia de Don Juan. Sobre su antigüedad no hay unanimidad entre los investigadores, Wattenberg los calificó como romanos en 1959, mientras que Mañanes y Valbuena en 1977 los encuadran en la edad Media, como también ha hecho Alonso Ponga en 1981. El dato que ninguno de estos autores ni otros cronistas locales conocía es que en 1797 se encargó su destrucción hasta el nivel de las aguas de agosto, según este documento. Lo cierto es que, o bien no se realizó el encargo, o bien no se concluyó hasta el nivel marcado, puesto que a día de hoy aún sobresalen durante todo el año.
Habrán comprobado que en la nota dos, correspondiente al estudio documental que estábamos realizando al respecto, señalábamos la vigencia de dichos restos, por lo que no parece que se cumpliera el encargo de destrucción de 1797. Lamentablemente hoy, 211 años después de entonces, el triste y lamentable objetivo se ha cumplido.


BIBLIOGRAFÍA

ALONSO PONGA, J. L. (1981): Historia Antigua y Medieval de la comarca de los Oteros. Asociación Cultural y Deportiva Coyantina. Editorial Celarayn. León.

ARAMBURU-ZABALA HIGUERA, M. A. (1992): La arquitectura de puentes en Castilla y León. 1575-1650. Consejería de Cultura y Turismo, Junta de Castilla y León. Valladolid.

GARCÍA FERNÁNDEZ, T. (1948): Historia de la villa de Valencia de Don Juan (León), antigua Coyanza. Gráficas Sus-Se, Valladolid.

FERNÁNDEZ CASADO, C. (1980): Historia del puente en España. Puentes romanos. Instituto técnico de la construcción y del cemento. Madrid.

FERNÁNDEZ ORDÓÑEZ, J. A., ABAD BALBOA, T. y CHÍAS NAVARRO, P. (1988): Catálogo de puentes anteriores a 1936. León. CEDEX. Colegio de Ingenieros, Caminos, Canales y Puertos. Biblioteca CEHOPU. MOPU. Madrid.

MADOZ, P. (1845-50): Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madrid.

MILLÁN ABAD, M. A. (1998): Historia de Coyanza. Valencia de Don Juan. Tres tomos. Ayuntamiento de Valencia de Don Juan. Villadangos del Páramo (León).

MAÑANES, T. y SOLANA SAINZ, J.Mª (1985): Ciudades y vías romanas en la cuenca del Duero (Castilla-León). Universidad de Valladolid. Caja de Ahorros y Monte Piedad de Salamanca. Valladolid.

RABANAL ALONSO, M. A. (1988): Vías romanas de la provincia de León. Institución “Fray Bernardino de Sahagún”. Diputación de León. CSIC. León.

WATTENBERG, F. (1959): La Región Vaccea. Celtiberismo y romanización en la cuenca media del Duero. Instituto Español de Prehistoria, CSIC. Diputación de Valladolid. Madrid.

martes, 14 de octubre de 2008

Loli Cardeñoso, una ceramista nacida en Valencia de Don Juan y afincada en Londres, expone en España

Noticia publicada por Diario de León:

La ceramista leonesa residente en Londres, Loli Cardeñoso, presenta por fin su obra en España junto con otros artistas también españoles y residentes en Londres.

English Translations es el título de esta exposición, patrocinada por la Autoridad Portuaria de Santander, que se inaugura el día 16 de octubre en la Sala Naos, Calle Carlos Haya, Santander.

María Dolores Cardeñoso Sáenz de Miera nace en Valencia de Don Juan en 1949 y vive en León hasta los 22 años que se traslada a Londres. Tras dedicarse varios años a la enseñanza del español estudia cerámica en «Central Saint Martin's School of Art and Design». Al terminar su licenciatura establece su propio taller en Londres. Expone principalmente en galerías británicas y frecuente su presencia n las revistas de decoración como Living, Elle Decoration y Homes and Gardens.

Es una de las artistas fundadoras del grupo «Spanish Artists in London» (SAL).

Para conocer su obra: http://www.lolicardenoso.com/

domingo, 21 de septiembre de 2008

Artículo: Aclaraciones sobre la protección arqueológica del solar de la plaza Santo Domingo

Colgamos a continuación el artículo que he publicado en el número 302 de la Revista ESLA (agosto de 2008). Lamentablemente hoy no estamos tan seguros, en comparación con el día en que redactamos el texto, sobre la efectividad de nuestra denuncia, puesto que no disponemos de información alguna ni vemos en el solar desarrollo alguno de excavaciones arqueológicas.
El artículo dice lo que sigue:

El nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Valencia de Don Juan, la normativa que regula todo lo relacionado con el urbanismo de nuestro municipio, fue aprobado inicialmente por el Pleno del Ayuntamiento con fecha 6 de noviembre de 2006, y ratificado (aprobación definitiva) por la Comisión Territorial de Urbanismo de la Junta de Castilla y León el 16 de mayo de 2007, siendo publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de León número 137 del 17 julio 2007.
Desde entonces, en el término municipal de Valencia de Don Juan constan como protegidos oficialmente 26 yacimientos arqueológicos (23 en Valencia de Don Juan y 3 en Cabañas). Por ello, cualquier constructor que desee intervenir en un solar integrado en uno de estos yacimientos arqueológicos, debe preguntar y ser informado de tal eventualidad por los técnicos municipales de urbanismo y por el propio concejal delegado del área, Mariano Fernández, igual que se le informará de las alturas que puede construir, del tipo de fachada que debe colocar o de otras exigencias normativas que afecten a la construcción que se pretenda erigir.

La Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León contempla que para cualquier actuación sobre yacimientos arqueológicos protegidos debe reunirse la Comisión de Patrimonio de la Delegación de la Junta, quien dictaminará la realización de unas catas arqueológicas o directamente el encargo a la empresa constructora del contrato de los servicios de un arqueólogo profesional para la realización de una excavación sistemática, siempre previa al inicio de cualquier obra.

Castro Coviacense
Uno de estos yacimientos protegidos en el PGOU se denomina “Castro Coviacense” y engloba, para entendernos, todo lo que es el castillo, el Jardín de los Patos, el complejo de los Agustinos, y varias calles con sus correspondientes viviendas y solares, estando sus límites marcados por la avenida de Asturias, la calle de La Victoria, la plaza de Santa María y la calle de San Agustín, hasta el Cubarro.

Conocido era que, desde hace varios años, una constructora coyantina había adquirido el solar delimitado por las calles Pérez Galdós y Barrionuevo, haciendo frente con la plaza Santo Domingo y el edificio de los Agustinos. Solar que había sido cedido temporalmente como aparcamiento público pero que, tarde o temprano, sería edificado, puesto que el Ayuntamiento no puso interés en adquirirlo, como hubiese sido lo lógico por su utilidad pública en pleno centro de la localidad.

A principios de este año la constructora solicitó las licencias de construcción y tanto el Ayuntamiento como la Junta de Castilla y León se las otorgaron sin poner más requisitos que ciertos elementos estéticos de la fachada. Se saltaron la propia norma que ellos mismos habían aprobado: autorizaron la destrucción del yacimiento.

Ante el inminente inicio de las obras, pero con anterioridad a ellas (1 de julio), me vi en la obligación de solicitar la preservación del yacimiento arqueológico ante la propia Junta de Castilla y León. Mi obligación era doble: la primera como profesional historiador (aunque ningún beneficio económico obtengo de ello y sí perjuicios personales por enemistades) y la segunda como coyantino, amante y defensor de todo lo que tenga que ver con nuestro patrimonio histórico, artístico y cultural.

No recibí respuesta alguna a mi escrito y, sorprendentemente, las obras dieron inicio el 8 de julio, comenzando la destrucción de los estratos superficiales del yacimiento. ¿Qué hacer? Mis experiencias pasadas demostraban lo fallido que era continuar por la vía administrativa, así que lo que hice, sencillamente, fue un llamamiento a los medios de comunicación. Nada más efectivo. Cuando las radios y los diarios difundieron la ilegalidad que se estaba cometiendo y el atentado contra nuestro patrimonio, la Junta y el Ayuntamiento tuvieron que dar marcha atrás, paralizaron la obra y exigieron la realización de las excavaciones.

El origen de nuestra ciudad
¿Por qué es importante dicho solar? Por múltiples razones. El propio nombre de la plaza donde se encuentra (y como se quiere bautizar al edificio), Santo Domingo, indica que junto a allí se encontraba el antiguo convento de Santo Domingo de Guzmán, edificio que donara el infante Juan de Castilla a los Dominicos a comienzos del siglo XIV. Pero nos podemos retrotraer mucho más atrás para conocer los distintos asentamientos que hubo sobre dicho lugar.

En 1206 se documenta una mota en Valencia. Una
mota consistía, grosso modo, en un recinto fortificado (empalizada) en cuyo centro se situaba una torre vigía. La población y fortificación de Coyanza había sido ordenada por el rey Fernando II a mediados del siglo XII. Por las características del yacimiento, el centro del mismo se sitúa justo en este solar, y cabe la posibilidad que la torre de dicha mota se situase aquí. La elevación de la zona podría ser un indicio de ello.

En frente se situaba la desaparecida parroquia de Santa María, la principal iglesia de la localidad, la más rica, la más importante. Bajo sus soportales se reunía el concejo coyantino, ayuntado al tañido de las campanas, antes de que existiesen las casas consistoriales. Documentada desde el siglo X, es posible que, por su situación dentro de la muralla, esta iglesia fuese el lugar que albergase el
Concilio de Coyanza en el año 1055. Todo eso sucedió a tan sólo unos metros de este solar.

Seguimos hacia atrás y encontramos asedios e invasiones, las razias árabes (Almanzor, ca. 988) y antes por los godos ante los cuales el
Castrum Coviacense, que da nombre al yacimiento arqueológico, resiste en el año 457. En aquel momento estamos a caballo entre la romanización tardía y la época visigoda, pero es segura la ocupación en los periodos romano, segunda Edad del Hierro, primera Edad del Hierro y la Edad del Bronce Final, lo que nos podría llevar hasta el año 1200 antes de Cristo.

Estamos pues ante el lugar arqueológicamente más importante de Valencia de Don Juan, el mismo origen de nuestra ciudad. Si hay una zona donde podemos recuperar testimonios de nuestro pasado, este es el sitio. Nuestro Ayuntamiento debería haber sido el primer interesado en el estudio este solar, habiendo prevenido de antemano al constructor para que, de común acuerdo, se realizasen las obligatorias excavaciones arqueológicas en años anteriores.

Lamento que no haya sido así. Lamento que, nuevamente, a nuestros responsables municipales no les haya interesado lo más mínimo nuestro pasado (esta vez incluso pretendiendo saltarse sus propias normativas). Lamento los perjuicios económicos para la constructora, pero ésta tiene el deber de conocer el PGOU o exigir que las autoridades le advirtieran de este factor.

Quiero dejar claro que nada me mueve contra la constructora, y la prueba más evidente es que cuando denuncié la destrucción del yacimiento de
“La Muela” la implicada era otra empresa, foránea en aquel caso. Sin embargo, considero que por encima de los intereses particulares debe prevalecer el interés general: los coyantinos tenemos derecho a conocer nuestro pasado, a rescatar y estudiar los objetos que utilizaron nuestros antepasados y, sobre todo, tenemos el deber de evitar la destrucción de nuestros yacimientos arqueológicos pues su pérdida sería irreversible.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Fiesta de la patrona, la Virgen del Castillo Viejo


El día 8 de septiembre se celebra la festividad de Nuestra Señora del Castillo Viejo, patrona de Valencia de Don Juan.

En primer lugar vamos a hablar de la imagen, pues se trata de una magnífica talla gótica sobre piedra, salida del taller escultórico de la catedral de León en el siglo XIII, casi con toda seguridad.

Por ello, bien puede decirse que es una gemela de la Virgen Blanca de León, si bien la de Valencia de Don Juan, al haberse conservado al interior durante ocho siglos, conserva la policromía original, algo que ha perdido la imagen leonesa al estar a la intemperie.

Su peso es, nada más y nada menos, 580 Kg. Ello se debe a que casi la totalidad de la imagen, de 2,10 metros de altura, está realizada en piedra caliza. Sólo las manos derechas de la Virgen y del Niño Jesús son de madera. Fue parcialmente restaurada en 1996 por Luis de Huescar, aunque sólo se pudo recuperar parcialmente la policromía original por falta de presupuesto.

El voto o foro del cirio
Con motivo de la Natividad de la Virgen (12 de agosto) y desde tiempos inmemoriales tiene lugar la disputa del cirio. Aunque documentalmente sólo está documentada desde finales del siglo XVIII, la tradición es mucho más antigua.

La costumbre de la villa de Valencia de Don Juan consiste en que las autoridades, con sus emblemas y símbolos (vara y pendón), y el pueblo parten de las Casas Consistoriales con un cirio de seis libras de cera que llevan en ofrenda a la Virgen por mano del alguacil.

A la llegada al atrio de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo Viejo se produce la disputa del cirio. Los religiosos que custodian la iglesia y la imagen de la patrona -los padres agustinos- salen a recibir el cirio ya que entienden que es un foro de obligado cumplimiento, un contrato establecido, un pacto. A aceptarlo se niegan las autoridades civiles de la localidad, que señalan que el acto se trata simplemente de un voto, una ofrenda libre en virtud del agradecimiento del pueblo a su patrona. Antes de que la imagen pasase a esta iglesia, tras el incendio y derrumbe de su primitivo templo propio, la disputa se realizaría entre el concejo y el párroco de Santa María.

Tras un rifirrafe entre los religiosos y los regidores se llega a un acuerdo y juntos acceden al templo. El alguacil lleva el cirio hasta los pies de la Virgen y el alcalde toma la palabra para hacer la ofrenda, en representación del regidor decano quien tradicionalmente era el que desempeñaba esta función.

A continuación vemos una serie de imágenes realizadas en el año 2001 sobre esta curiosa costumbre. En la secuencia superior vemos la llegada al atrio de la iglesia. En la inferior vemos la salida desde la Casa Consistorial, con la reina de las fiestas, damas y acompantes -vestidos con el traje típico-, el pendón de la ciudad, el alguacil con el cirio -custodiado por la policía municipal-, la corporación municipal y el pueblo -representado por las distintas peñas, asociaciones- y el resto de familias coyantinas.

Hoy la disputa del cirio ha incorporado ciertas variantes. La tradición había caído en desuso y se recuperó en el año 1939, imbuido en un clima postbélico de fervorosa recuperación de la religiosidad, propio de los primeros momentos del nacional-catolicismo.

Esto hizo que no se respetasen algunas costumbres de la fiesta, y que se añadiesen otras de manera un tanto aleatoria. El cambio más trascendente afectó a la fecha, que pasó del 12 de agosto al 8 de septiembre, con motivo de la fiesta patronal. También se incorporó la asistencia de la reina y damas de las fiestas, ataviadas con el "traje típico de la villa" inventado por entonces por parte de la Sección Femenina de Falange y que tanto éxito obtuvo en los desfiles de la victoria en León capital. Hoy sin embargo, los entendidos en indumentaria le restan valor histórico o etnográfico.

Más recientemente también se han hecho añadidos, esencialmente la participación activa de las peñas y asociaciones locales, que realizan una ofrenda floral a la Virgen. La restauración del pendón ha añadido vistosidad al acto, ya que significa uno de los momentos más emocionantes del acto al entrar en la propia iglesia y bailar en su interior ante la patrona.

Se trata por tanto de una costumbre emotiva para los coyantinos, afortunadamente recuperada pero que, como tal tradición, aunque deba aceptar innovaciones positivas (como la participación directa del pueblo por medio de las peñas y asociaciones) debería revisar algunos elementos incluidos hace décadas de manera arbitraria y que perjudican a su comprensión histórica.

Felices fiestas a todo

Ver imágenes del año 2011.

domingo, 3 de agosto de 2008

El matacán del castillo de Valencia de Don Juan

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Matacán o ladronera. Llámenlo como quieran, lo cierto es que es/son uno de los elementos más interesantes del castillo de Valencia de Don Juan.
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En primer término podemos hablar de balcón amatacanado, ya que no recorre todo el adarve de la muralla y sólo defiende la entrada al castillo. Esta obra está magníficamente conservada, siendo los canes abocelados de piedra y el petril, sobre dos arcos de medio punto, de ladrillo con su almenaje.
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Al fondo, sobre la torre del homenaje, tenemos un matacán coronando los lienzos entre los borjes de las esquinas y centro de las fachadas. Este elemento está prácticamente restaurado en su totalidad, sin haberse realizado el coronamiento o almenaje que tenía en origen. La causa más probable: que la primera restauración de la torre dirigida por Luis Menéndez Pidal hacia 1950 errara en su ejecución, puesto que el elemento es más complejo de lo que a priori pudiera parecer.
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Estamos realizando un estudio de los restos originales del siglo XV (segunda mitad) para ofrecer una hipótesis reconstructiva de este matacán. Una vez lo publiquemos, lo colgaremos de nuestro blog a disposición de todos los lectores.

martes, 8 de julio de 2008

El Castrum Coviacense

A raíz de mi denuncia sobre las obras de construcción de un edificio sobre un solar ubicado en el yacimiento arqueológico protegido bajo la denominación "Castro Coviacense" me han preguntado en varias entrevistas de prensa sobre la historia de este lugar y de su nombre, y como respuesta nada mejor que colgarlo en este blog para aclarar ciertas ideas.
En primer lugar, indicar que el yacimiento se encuentra protegido como tal en el Plan General de Ordenación Urbana de Valencia de Don Juan, aprobado el pasado año 2007 y cuya esencia puede verse publicada en el BOPL nº 137 del 17 de julio de 2007. Pues bien, en dichas normas urbanísticas aparece “CASTRO COVIACENSE”, zona de protección arqueológica número 4, clave de identificación 24/188/002/04.
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La denominación como "Castro Coviacense" a este yacimiento puede ocasionar ciertos problemas, ya que como tal el «Castrum Coviacense» es el nombre que recibía nuestra ciudad en época visigoda. Concretamente la crónica de Hidacio, obispo de Chaves, nos denomina así en referencia al asedio sufrido en el año 457, cuando Hispanias rex Gothorum Theodoricus ataca a la población -no se sabe claramente si en Valencia de Don Juan entonces residían suevos o hispanorromanos- y ésta aguanta y le repele:

«Sólo el castrum Coviacense, a treinta millas de Astúrica, después de un agotador y largo combate contra los godos, resistió y venció con la ayuda de Dios. En este lugar fueron matados muchos godos y el resto regresaron a las Galias» (Chronicon, min., II, 30)

El acontecimiento es sin duda importante, pero el yacimiento arqueológico al que da nombre es muchísimo más antiguo. En las excavaciones arqueológicas realizadas entre 1987 y 1988 al borde del actual castillo, se constató que esta zona está ocupada, al menos, desde el final de la Edad del Bronce, hacia el año 1.200 a.C. Desde entonces, el subsuelo de este castro ha estado poblado en las dos edades del Hierro -siendo bastante importante la etapa protohistórica vaccea- y en época romana.
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Ya hemos mencionado la ocupación visigoda, pero la vida de este yacimiento no se detuvo ahí. Se tienen noticias de incursiones de los árabes en los siglos siguientes, destacando la de Almanzor a finales del X. Posteriormente se constata la repoblación altomedieval por medio de una mota -motam Valentie en 1206- de gran importancia.
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Decir para terminar que el solar concreto donde se va a construir se sitúa en lo que fueran terrenos del antiguo convento de Santo Domingo, fundado por donación del infante don Juan de Portugal, hijo de Alfonso X el Sabio, en el siglo XIV. Y lindaba también con la desaparecida iglesia de Santa María, que aparece ya documentada en el año 905 y que por su situación e importancia es probable que acogiera el acontecimiento histórico más conocido de Valencia de Don Juan, el Concilio de Coyanza reunido por Fernando I y doña Sancha en el año 1055.
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¿Alguien puede dudar, por tanto, sobre si deben o no realizarse excavaciones arqueológicas en este lugar?
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A este respecto, lean las noticias aparecidas en la prensa pinchando aquí.