domingo, 26 de abril de 2009

Herencia ferroviaria coyantina (I): la estación


Comenzamos con esta entrada una sucesión de artículos referidos al querido «tren burra» que surcó los campos de la Tierra de Campos castellano-leonesa y que en nuestra localidad tuvo una importante influencia.

Se trató de un ferrocarril de vía estrecha, correspondiente a la compañía Ferrocarriles Secundarios de Castilla, que con anterioridad ya poseía líneas que unían Valladolid con Medina de Rioseco (1884) y Palencia con Villalón de Campos (1912).

En 1909 se anunció la construcción de una nueva línea que uniera la vallisoletana Medina de Rioseco con la leonesa Palanquinos, pasando por Villanueva del Campo, Valderas y Valencia de Don Juan como principales estaciones. Para su materialización se contó con la importante influencia del político liberal valderense Demetrio Alonso Castrillo, que el 2 de enero de 1911 era nombrado Ministro de Gobernación.

En 1912 dieron comienzo las obras de explanación. La terminación de la línea se efectuó en 1915, inaugurándose el 30 de abril como se recuerda en una calle de Valderas, denominada con esta histórica fecha. En Valencia de Don Juan el ayuntamiento lo conmemoró con reparto de bacalao y arroz entre los más desfavorecidos.

La línea definitiva unió las siguientes localidades: Medina de Rioseco, Palazuelo de Vedija, Villamuriel de Campos, Barcial de la Loma, Castroverde de Campos, Villanueva del Campo, Roales de Campos, Valderas, Campazas, Castrofuerte, Valencia de Don Juan, Fresno de la Vega, Gigosos de los Oteros y Palanquinos. En esta última estación se podía realizar transbordo a la línea ancha León-Palencia.

Varios ayuntamientos pidieron al Gobierno en 1942 la prolongación del secundario entre la estación de Palanquinos y León, enlazando en la capital provincial con la línea de vía estrecha que llevaba hasta Bilbao. Sin embargo la propuesta no prosperó.

Finalmente, el 11 de julio de 1969 los trenes circularon por última vez en esta línea secundaria, y años después se procedió al desmantelamiento de las vías, quedando abandonadas el resto de infraestructuras ferroviarias: estaciones, casillas, almacenes, puentes, etc.

A iniciativa del Ayuntamiento de Valencia de Don Juan, presidido por Alberto Pérez Ruiz, en 1992 se inició la adquisición de los mencionados edificios y terrenos a FEVE, con el objetivo de convertir el antiguo trazado férreo en Vía Verde. Así se llevó a cabo inicialmente en un trazado de escasos 3 kilómetros entre Valencia de Don Juan y la urbanización Valjunco, en el año 1993.

La idea cuajó entre otros municipios del trazado del secundario, y en 1995 la Vía Verde se amplió hasta la localidad de Castrofuerte. Ese mismo año se puso en marcha una singular marcha cicloturista con miles de participantes, que recorrieron los casi 80 kilómetros existentes entre Medina de Rioseco y Valencia de Don Juan.

Las estaciones
Encabezamos en plural, a pesar de que vamos a referirnos exclusivamente al ámbito de este blog, la estación de Valencia de Don Juan. Generalizamos porque todas las estaciones siguen el mismo proyecto y ejecución, teniendo las mismas características arquitectónicas.

De planta cuadrangular, el edificio se cimenta sobre hormigón forrado de piedra y tiene un alzado enteramente realizado con ladrillo macizo. Destacan los acabados de las esquinas y sobre todo de los vanos, con ladrillos sobresaliendo de la línea de fachadas enmarcando las carpinterías. Estos ladrillos son prensados y por ello tienen un mayor brillo y calidad respecto al resto de la construcción.

También se puso especial interés en el desarrollo de las cubiertas, a dos aguas pero escalonadas. Se realizaron con viguería de madera y tejas planas. Las piezas cerámicas más delicadas (ladrillos prensados, baldosas-mosaicos y tejas planas) fueron realizadas en la tejera de Cándido Germán (Palencia).

Incorporaron además unos interesantes guardapolvos realizados con madera calada, para destacar a las estaciones del resto de edificios (esta característica no se ha respetado en las recientes restauraciones efectuadas en casillas, letrinas y almacenes, que han incorporado también los guardapolvos decorativos eliminando con ello el objetivo inicial de hacer destacar los edificios estación).

Internamente, la estación se organizaba en tres pisos. En la planta baja a ras de suelo se ubicaban las taquillas, sala de espera para viajeros y oficinas relacionadas con las labores ferroviarias. Las plantas elevadas se reservaban a vivienda para el jefe de estación.

La estación coyantina fue restaurada en los años noventa del pasado siglo por una Escuela Taller, que la convirtió en su sede, uso que ha mantenido en repetidas ocasiones hasta la actualidad. Afortunadamente, en nuestra localidad la especulación urbanística no ha terminado con estos edificios como ha sucedido en otros lugares. Sí desapareció tristemente el destinado a letrinas, por motivos incomprensibles.

Por ello, hoy podemos seguir disfrutando de estos inmuebles, muestra de nuestro patrimonio industrial de comienzos del siglo XX. Creemos que una feliz iniciativa sería introducir en ellos un pequeño museo donde se recojan elementos ferroviarios conservados en nuestra localidad, y se dé a conocer mejor nuestro pasado relacionado con el tren secundario, ya que fue un hito importante en Valencia de Don Juan pues impulsó numerosas industrias, favoreció el transporte de mercancías y personas, dinamizó el comercio e incluso el propio desarrollo urbanístico de nuestra ciudad, ya que gracias a ello se construyó el barrio todavía hoy conocido como "de la estación".

jueves, 16 de abril de 2009

Artículo: La Flagelación de la Semana Santa coyantina

En el último número de la revista municipal «Esla», el 309 correspondiente a marzo de 2009, he publicado un artículo sobre el paso procesional de Jesús Atado a la Columna, texto que transcribo a continuación e incorporo las imágenes que en la revista no se permiten publicar:

La principal novedad de la pasada Semana Santa en Valencia de Don Juan ha sido la salida del paso conocido como La Flagelación en sus nuevas andas. Y reivindico el término “andas” pues es el que tradicionalmente hemos utilizado en León, aunque recientemente se están imponiendo otras denominaciones menos acertadas como trono o mesa. Andas, según el Diccionario de la RAE, es el tablero que, sostenido por dos varas paralelas y horizontales, sirve para conducir efigies, personas o cosas. Nada pues, más acertado y correcto.

Estas nuevas andas fueron presentadas públicamente el pasado 15 de marzo, recibiendo la bendición del párroco. Son obra de los hermanos Álvaro y Pablo Labanda Urbano, autores también de las del Nazareno. Era necesaria la mejora de la imagen del paso procesional de la Flagelación, puesto que su anterior configuración carecía de calidad estética, algo justificado por el esfuerzo que en la última década del siglo XX hizo la Hermandad Jesús de Nazaret por dotar a todos los pasos de nuevas andas de mayor capacidad, acción que se realizó con escasos recursos económicos.

Progresivamente, la Hermandad, al igual que la Cofradía de Ntra. Sra. de los Dolores y Soledad, han ido introduciendo mejoras en sus pasos procesionales. Los hermanos Labanda Urbano están aportando su trabajo y dedicación en este sentido, como antaño hiciera Zacarías Pérez Fernández. A la gubia de este último se deben las actuales andas de la Dolorosa y de la Urna. En el caso de la Flagelación, la mejora cobraba mayor importancia, si cabe, al ser el paso que abre la procesión más importante de nuestra localidad, la del Santo Entierro (Viernes Santo).

Respecto a la imagen escultórica que forma parte de este paso procesional, hace justo un año colgué en internet unas líneas al respecto [http://historiavalenciadedonjuan.blogspot.com/search/label/Flagelación
]. Ampliando las mismas escribimos este artículo.

Se trata de una obra no documentada (como casi todo el patrimonio artístico de Semana Santa en Valencia de Don Juan). No se conocen, por el momento, referencias sobre el templo de procedencia de esta talla, antes de su llegada a la nueva parroquia de San Pedro. Tampoco conocemos el nombre del imaginero o del taller escultórico que la talló. Entre tantas lagunas vamos a tratar de aportar algunos aspectos.

Comenzaremos por describir. Estamos ante una imagen exenta, si bien no puede descartarse que formase parte de un grupo, pues era habitual que a la imagen de Jesucristo la acompañasen uno o varios azotadores. Sin embargo creemos en este caso se trata de una talla independiente. Por ello, su denominación más correcta es "Jesús Atado a la Columna", puesto que se nos representa a Cristo junto a una columna baja sobre la que apoya sus manos atadas por medio de una soga real.

El tamaño de la columna nos indica que la obra es posterior al Concilio de Trento (f. 1563), pues en él se tomó como original la columna trasladada en el siglo XIII a la iglesia romana de Santa Práxedes, con esas características. Anteriormente se realizaban Flagelaciones con columnas altas, siendo un buen ejemplo de ello la talla que sobre este tema podemos contemplar en el retablo coyantino del Salvador, hoy en la iglesia de San Pedro, obra renacentista de Gillermo Doncel (1543) de la cual pueden ver una magnífica fotografía en la página 6 del programa que este año ha editado la Hermandad Jesús de Nazaret.

Volviendo al paso procesional de la Flagelación, su imagen muestra a Jesucristo de pie, únicamente cubierto por un paño de pureza anudado a su lado derecho. Adelanta su pierna izquierda de modo que la separa completamente de la otra. Su cabeza se ladea hacia la derecha, creándose una leve S con todo el cuerpo, rota por los brazos y la pierna derecha. El rostro mira hacia un horizonte superior como pidiendo clemencia ante el dolor que se le está infringiendo. El cabello y la barba están tallados en la propia madera. Los ojos son de cristal.

Se trata de una talla de tamaño inferior al natural. Bien lograda en cuanto a composición, marca levemente la anatomía del cuerpo y correctamente los pliegues del paño. La mala conservación se hace evidente en la pérdida de algunos dedos de los pies, en las rajaduras en los hombros y especialmente en la suciedad que afecta a toda la imagen. Por ello estimamos que necesita imperiosamente una restauración profesional.

Actualmente la imagen no tiene culto, guardándose en la sacristía de la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol. Sale en procesión únicamente en Viernes Santo, siendo pujada por 44 braceros según la disposición de las nuevas andas, sobre las cuales también se colocan ahora dos columnas de sección cuadrada o pilastras.

Por último, diremos que el autor del Cristo Atado a la Columna coyantino lo hizo fuertemente influenciado por el Flagelado que hacia 1616 realizó el renombrado escultor Gregorio Fernández, obra que se conserva en la colección del Banco Hispano Americano. Posteriormente el mismo escultor de la Escuela de Valladolid realizó imágenes similares, como las del convento de la Encarnación de Madrid o la que le encargó la Cofradía de la Vera Cruz de Valladolid. En el caso de la última sabemos que su paso original se acompañaba de otras seis figuras, hoy perdidas.

Nuestra Flagelación hereda de las tallas de Gregorio Fernández la disposición del cuerpo, el tamaño y la posición de la columna. No pretendemos con ello equipararla artísticamente a dicho autor, sencillamente decimos que se trata de una imagen influida por él, circunscrita seguramente a un taller de la Escuela Castellana. En nuestra opinión, el Atado a la Columna de Valencia de Don Juan debe datarse en la segunda mitad del siglo XVII.

Con estas líneas hemos querido aportar algo más al conocimiento histórico de la Semana Santa coyantina, como ya hicimos anteriormente cuando escribimos sobre la copia de la Virgen del Camino que en 1960 realizó el imaginero Víctor de los Ríos para Valencia de Don Juan (ver ESLA nº 196, septiembre de 1999).