
Posiblemente el proyecto para el seminario de Valencia de Don Juan lo redactase en el año 1881, puesto que por entonces ya estaba en marcha el desmantelamiento de los restos arquitectónicos de la antigua parroquia de Santa María, incendiada irreversiblemente en 1842. Lo cierto es que en 1881 el obispo de Astorga Mariano Brezmes Arredondo pone a disposición los capitales del testamento de Pedro José de Cea (finado en 1866 e hijo del coyantino) y se decide destinarlos a la construcción de este seminario.
En 1882 el Ayuntamiento de Valencia de Don Juan, presidido entonces por Eduardo García, cede parte de los terrenos del desamortizado monasterio de Santo Domingo, entonces utilizado como cárcel pública, y el Obispado de Oviedo hace lo propio con el solar de la parroquia de Santa María. Se cederá también la iglesia de los dominicos (actual Nuestra Señora del Castillo Viejo) mientras subsista el colegio.

El edificio resultante fue un rectángulo, como puede verse en la imagen aérea, adosado al Oeste a la torre de la parroquia de Santa María, único elemento que se conservó de dicha iglesia. Tenía tres alturas y un claustro central. Las divisiones -marcadas mediante cornisas-, esquinas y marcos de los accesos principales se realizaron en piedra (rescatada de la vieja parroquia así como del convento de Santo Domingo, incluso varios escudos heráldicos que se recolocaron en distintos lugares). El resto se edificó completamente en ladrillo macizo tejero. Al interior se abría un amplio claustro.

Fueron los Padres Agustinos quienes recibieron la cesión de dicho colegio-seminario, instalándose definitivamente en Valencia de Don Juan en octubre de 1884. Casi 130 años después la comunidad agustiniana continua su actividad en la ciudad coyantina. No subsiste sin embargo el edificio diseñado por Rogelio Cañas, pues lamentablemente* se derribó para construir el actual colegio, proyectado en 1994 por el arquitecto Julián Larrea y que hoy aloja la Hospedería Monástica 'Virgen del Castillo Viejo'.
*Según nuestra opinión personal. Conocemos que el edificio tenía serios problemas de humedades; no obstante, tratándose de una obra centenaria y de interesante factura -como muestran las imágenes- creemos que su remodelación podría haber preservado, cuanto menos, las fachadas originales.
Imágenes para el recuerdo